miércoles, 26 de septiembre de 2012

Enviada de los dioses

Ella se mueve con delicadeza,
cual  palmera que la brisa tibia de la tarde acaricia y mece.
Sus palabras y  su voz son suaves y agradables,
como el arrullo de las olas del mar en una tarde de verano.
Su piel es de caramelo, dulce a la vista y al gusto,
tanto como el primer beso,
tanto  como un abrazo de amor a medianoche.
En sus palabras se encierra la sabiduría de un alma antigua,
Oh contradicción!
¿Por qué se junta la suavidad del pétalo de una rosa,
con la añeja verdad del tosco y milenario trueno?
cuál es su secreto, cuál es su mensaje?
Quien es ella,
que camina  temerosa,
sin saber  que el universo la respalda,
que cuida de ella,
que la nutre para que crezca, florezca y de frutos,
ella que no sabe que el universo  habita en sus sueños
y se alimenta de estos?
Quien es ella, que se impacienta por el hoy,
mientras  su alma se proyecta infinita hacia las estrellas.
Quien lo sabe, acaso alguien lo sabe,
acaso importa?
Sera que solo importa que mi pupila incrédula,
con inmerecida suerte,
se tope con el reflejo de la luz interrumpida por su cuerpo y su espíritu?
Si el colibrí es bello, qué sentido tiene preguntar el por qué?
o por que se refleja la luz del sol en su plumaje tornasol?
Yo solo veo, callo y trato de entender,
que la belleza tuya no tiene explicación,
que es tan dulce, tan pura y fresca,
como lo deseara ser la espuma de la cresta de las olas
 al punto de quiebra.